Descubrimos el problema del Vaticano: Lombardi no contextualiza
Leo en Alfa y Omega, citando a fuentes vaticanas, para ser exactos, al sustituto de la Secretaría de Estado, monseñor Becciu, que "al ver los titulares de los diarios el Papa se mostró sorprendido por el hecho de que sus palabras, voluntariamente simples, no hubieran sido plenamente contextualizadas respecto a un pasaje clarísimo de la Humanae Vitae sobre paternidad responsable".
El contexto de la encíclica de Pablo VI debía surgir del texto literal siguiente, pronunciado por el Papa Francisco a su vuelta de Filipinas: "para ser buenos católicos no hace falta tener hijos como conejos".
Es lo que yo digo: ¿cómo es que ese texto no se introdujo en el contexto de paternidad responsable de la Humanae Vitae? Yo mismo pensé en tan evidente contextualización en cuanto oí esas declaraciones. Pero claro, la culpa la tiene el portavoz, padre Lombardi, que no contextualiza las palabras del Papa Francisco.
Repara Lombardi, en cómo contextualiza monseñor Becciu, de la Secretaría de Estado, "la frase del Papa revelaba que el acto procreador no puede seguir la lógica del instinto animal sino que es fruto de un acto responsable que se enraiza en el amor y en la donación".
Es claro como al agua. Por ejemplo, todos sabemos que el señor que cohabita con su señora, sin poner barreras al alumbramiento de nuevos víctimas de la Casta se guía por el instinto básico del animal irracional: ¡Allá que te voy! Por el contrario, el copulador ocasional, aun el muy ocasional, que pasa por una discoteca y/o que se ayunta con una profesional no sigue la lógica del instinto animal. Lo primero que hace es preguntarle a la coima cuánto. Sí, pero de inmediato entabla con ella una comunión de ideas y de objetivos que vuelan más allá del instinto. Por ejemplo, le pregunta a la meretriz, o a la recién conocida del pub, si lleva encima, o ha ingerido, algún mecanismo contraceptivo. También si es consciente de lo que conlleva la educación de la prole. Si no lo ha ingerido, y antes del ayuntamiento, le deja su tarjeta para que, si naciera el bebé, sangre de su sangre, se ponga en contacto con él para, de inmediato, ayudarle en la gestación, en el parto y, posteriormente, hacerse cargo de la alimentación y educación del bebé. Es lo suyo en los ambientes donde se vive la paternidad responsable.
Sin embargo, ese que se cree buen católico, no hace otra cosa que utilizar aviesamente a su santa. Venga a hacerle hijos, como si fuera una coneja, sin emplear métodos que también conocen los catequistas de la Iglesia. Eso: "métodos". Y claro, así no puede haber paternidad responsable.
Esto es lo que el señor sustituto Becciu calificaba como contextualizar el mensaje dentro de la Humanae Vitae, que, por pura casualidad, es la encíclica que prohíbe la contracepción. Y como hay contracepción puede haber hijos, incluso una familia numerosa y entonces, ¿cómo vivir la paternidad responsable?
Lo que ocurre aquí, como creo haber dicho antes, es que Lombardi no explica bien, no contextualiza, las clarísimas palabras del Papa Francisco. Este es el problema del Vaticano: el jefe de prensa.
Otrosí. No hemos sabido contextualizar la visita que un travestido, Antonio Sánchez-Ocaña, antes Cuca, ahora Toño, realizó al Vaticano por invitación del Papa, con todos los gastos pagados.
Toño, que es un hombre -ahora- discreto, se confiesa católico practicante (espero que no comulgue porque no sabría cómo contextualizarlo). Alma sensible, que sólo cambió de hembra a varón cuando se murió su madre para no darle un disgusto. Porque él siempre se había sentido muy machote. Y no es que nadie le mirara mal cuando era Cuca, pero percibía una desaprobación tácita de lo más molesta para su autoestima. Desaprobación que, sin embargo, no le otorgó la Seguridad Social para injertarle unos 'éstos' con complemento, pagados por el conjunto de los españoles. El presidente Monago prefiere los travestismos en sentido opuesto -de macho a hembra- porque no es muy amante de la competencia, pero es un hombre abierto al presupuesto público.
Naturalmente, el Papa Francisco le recibió en privado, con todos los gastos pagados (Plasencia-Roma; Roma-Plasencia), a él y a su pareja -que es mujer desde que nació-. Nuestro protagonista es un hombre discreto, insisto. Por tanto, no tiene la menor intención de contarnos lo que habló con el Papa, pero sí contextualiza el asunto. Por ejemplo, lo contextualiza al asegurarnos que el Papa le ha dicho que Dios le quiere tal cual es (¿tal como era antes o tal como es ahora?) y que la Iglesia le acoge con los brazos abiertos. Lo cual está muy bien porque, contextualizando, podemos llegar a la conclusión de lo difícil que resulta acoger con los brazos cerrados.
Sólo nos ha dicho eso, claro está, porque Toño, antes Cuca, no quiere comprometer a Francisco ni justificarse en él. Primero porque Toñete considera que no tiene nada de lo que justificarse. No se ha arrepentido de nada entre otras cosas porque ahora sabe que puede ser travesti o lo que sea, que Dios le quiere como es. Lo ha dicho Francisco. O, al menos, en texto seguramente contextualizado, llegamos a la conclusión de que el Papa no le ha dicho nada. Es más, espero que monseñor Becciu -que no, Lombardi, que no se entera de nada- nos explicará que la entrevista con nuestro travestido extremeño debe contextualizarse en la Rerum Novarum de León XIII, acerca de salario digno, razón por la cual el obispo de Plasencia ha pagado el viaje de Cuca, Toño y su pareja (son dos, no tres) al Vaticano. Esa contextualización nos podrá explicar, también, que el Papa, por ejemplo, no recibe a curas pedófilos, a los que la Iglesia también abre los brazos y Dios les quiere como son. Eso sí, contextualizando las palabras y los datos, no como Lombardi.
No voy a añadir los problemas de contextualización que evocan lo de la revista Civiltà Cattolica, banderín de enganche de la muy contextualizadora orden jesuita, abroncando a los obispos filipinos por oponerse a una ley de aborto disfrazada de FIV. O el difícil contexto que explica por qué el Cardenal Lorenzo Baldisseri -aquel de "no podemos volver 2.000 años atrás", es decir, a la era de Jesucristo- prepara el Sínodo de obispos en un dirección bien definida. El mismo que, por otro error de contextualización, se ha encontrado con que los laicos le han hecho una higa a los padres sinodales, advirtiéndoles que ofrecer la comunión a los divorciados y vueltos a casar no deben comulgar, etc., etc., etc.
Esto de la contextualización es disciplina abstrusa. Pero a mí nadie me quita de la cabeza que el culpable de todo es Lombardi, el jesuita-periodista, que no explica con claridad lo que el Papa Francisco quiere significar. No sabe contextualizar. Quizás por ello vivimos la "confusium imperantis", que Toño, antes Cuca, contextualizaría como "tener la picha hecha un lío".
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com