Cospedal y Javier Arenas aspiran a la Vicepresidencia en la próxima legislatura del PP… si la hubiera
El enemigo siempre está dentro. Eso es lo que debe pensar Mariano Rajoy sobre su segunda, la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría. Ya lo explicamos en la anterior edición: un Rajoy histérico, ahora convencido de que, efectivamente, puede ser presidente de una sola legislatura, se aleja de una Soraya Sáenz de Santamaría que quiere ser -aunque lo niegue, que viene a ser, en un político, demostración definitiva de veracidad- presidenta del Gobierno. Ya no la quiere ni como candidata a la Alcaldía de Madrid.
Rajoy desconfía de los apoyos financieros y mediáticos de Sáenz de Santamaría. Eso sí, a don Mariano no le gustan los cambios en el Gobierno. Por tanto, mantendrá a Soraya hasta final de legislatura como número dos del Gobierno, pero alejada de Génova y de la dirección política del PP. Que es tanto como decir: seguirá mandando en el Gobierno pero no en el PP.
En el PP, que ahora cobra vida en año electoral, emergen las figuras de Dolores de Cospedal y del inefable Javier Arenas (ambos en la imagen), el incombustible. Ambos aspiran a sustituir a Soraya como vicepresidentes en la siguiente legislatura. Siempre, claro está, que ganen las elecciones.
Ahora bien, si algo ha demostrado la número dos del Ejecutivo es que sabe regatear en un palmo de terreno. Y en 11 meses que faltan para las elecciones pueden pasar muchas cosas. Pero lo cierto es que la confianza entre Rajoy y Soraya se ha roto. Y la confianza es muy difícil de recuperar.
Y vamos a lo importante: desde el punto de vista del ideario del Gobierno -sí, hombre sí, seguro que existe el tal ideario-, ¿la caída de hecho, que no de derecho, de Soraya tiene importancia? Ninguna. La pregunta para ambos líderes ahora enfrentados, sigue siendo la misma: ¿En qué cree el señor Rajoy? ¿En qué cree la señora Soraya? Ambos pertenecen al pensamiento débil, transversal y mutable. Sobre todo mutable. No esperen de ninguno de los dos una defensa de principios firmes, por ejemplo de la vida o de la libertad religiosa. Rajoy no gobierna, gestiona; Soraya lo mismo. Ojo, y no son malos técnicos… pero nada más.
Eso sí, en el entretanto, Soraya trata de jugar sus bazas. Ella no da por perdida la batalla. Por doble vía: un pacto con el Duopolio de televisión para que sigan sin tocarle (a Rajoy sí, a ella no) y el lanzamiento de sus fieles. El último lanzamiento es el del ahora omnipresente secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, la sal de todos los platos. Ejemplo: Ayllón presentará a los periodistas… "la agenda semanal del Gobierno". Vamos, que Soraya está dispuesta a seguir en el podio a través de los micrófonos. Ella y sus fieles.
Por cierto, a quien le ha sabido fatal el lanzamiento de Ayllón al estrellato mediático es a la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro.
Es decir, que los sorayos han puesto en práctica una de las primeras reglas del marketing: vende algo pero, si no tienes nada que vender, véndete tú .
Paralelamente, el propio Pedro Arriola ha reconocido, como adelantara Hispanidad, que en las encuestas internas del partido está mejor Esperanza Aguirre que Soraya. Esto demuestra que la candidatura de Aguirre a la Alcaldía de Madrid va hacia adelante.
Eulogio López