• Pero no es una mala sentencia: son todos los españoles quienes tienen derecho a votar en un referéndum sobre la secesión de Cataluña.
  • Dicho de otra forma: la soberanía nacional reside en el pueblo español, no en el pueblo catalán.
  • Lo que nos lleva al callejón sin salida de todo nacionalismo: el derecho de autodeterminación no existe.
  • El argumento del Gobierno, el de cumplir la ley resulta mucho más endeble.
  • En cualquier caso, el problema de Cataluña es que los independentistas son muchos.
En el momento en el que escribo está crónica todavía no es oficial la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre la declaración de independencia del Tribunal Constitucional. Pero no se ha filtrado el dictamen sino también los fundamentos del mismo. Denlo por hecho: no a la declaración de independencia del Parlament. Que, por cierto, no era declaración como tal, sino la aprobación de un documento que anunciaba una ulterior declaración de independencia. Es igual, el TC dice que es anticonstitucional. Argumentos: el primero, que la soberanía nacional capaz de decidir una independencia, no reside en el pueblo catalán sino en el pueblo español. Todo español tiene derecho a votar en un referéndum catalán, o de cualquier otra comunidad, si de independencia hablamos. La soberanía nacional es de todos los españoles, no de catalanes. Y de ahí paso al callejón sin salida de la autodeterminación. Porque el independentismo no se refiere al Estado de Derecho sino al tamaño del Estado, una cuestión extraordinariamente subjetiva. De hecho, a lo que nos lleva a es una frase difícil de aceptar: el derecho de autodeterminación no existe. Y ese argumento de la soberanía nacional es mucho más sólido que el del cumplimiento de la ley, del que el Gobierno Rajoy ha abusado. Porque las leyes se pueden cambiar -para eso están los políticos, pero lo que no puede, o no se debe, es cambiar los principios-. Por ejemplo, el principio de la soberanía nacional. Ahora bien, la sentencia del TC no soluciona nada. El problema catalán es que los independentistas son muchos. Con un lavado de cerebro formidable, ciertamente, pero son muchos. Eso quiere decir que habrá que hablar, dialogar, negociar… y esas cosas. Eulogio López eulogio@hispanidad.com