Donald Tusk, un nuevo progre en el seno de la UE. Liberal, de derechas de toda la vida.
Aunque ahora empiezan a verse hasta demasiados, un polaco progre es una figura aún más tonta que un obrero de derechas o que un varón ‘feministo’. Pues bien, el ex premier polaco y actual presidente del Consejo europeo, Donald Tusk es un polaco progre. Acaba de pronunciar –y sus palabras han sido acogidas como sutilísima invención por las mentes más abiertas al resfriado- que el infierno está vacío-, “como dijo el Papa”, en otra agudísima alusión a que allí, en el infierno, podrían caber muchos políticos ingleses.
Una broma lo sé, pero las mejores bromas son las que se apoyan en una verdad, porque el humor no es sino la súbita percepción de la incongruencia. Y este no es el caso. En primer lugar, ningún Papa ha dicho eso. Además, si el infierno está vacío ¿dónde están los progres muertos?
Y sobre todo, si el infierno estuviera vacío, ¿alguien puede creer que Cristo lo citara más de cuarenta veces en el Evangelio?
Y es que Tusk, como es un progresista, sólo se lee los titulares. Le dijeron que el Papa Francisco era muy moderno y cuando oyó al grandísimo miserable de profesión periodista, Eugenio Scalfari insistir en que tal era lo que había dicho el Papa Bergoglio...pues se lo creyó.
Si estuviera vacío, ¿alguien puede creer que Cristo lo citara más de cuarenta veces?
Es como cuando Juan Pablo II advirtió que el Cielo no es un lugar. Con ello quería resaltar el carácter espiritual de ángeles y del anfibio hombre, anfibio de cuerpo y alma. Los ángeles existen pero no ocupan lugar; el alma del hombre existe pero tampoco ocupa lugar.
Pero, los progres sólo leen los titulares y entonces acabaron coligiendo que si el Cielo no era un lugar, el cielo no existía.
Tusk es un progre y no se ha preocupado de informarse sobre las muchas veces, con mucha más insistencia que sus predecesores Benedicto XVI y Juan Pablo II, que el papa Francisco se ha referido a los demonios y al infierno, hasta el punto que su libro favorito es Señor del Mundo, una novela sobre el Anticristo.
Y lo más divertido es escuchar a una de las más famosas cronistas políticas del país asegurar que la gracieta del sosito Donald tiene su origen en el pasado católico de Polonia.
Donald: un polaco progre es como un cura progre. O sea, dos engendros contra natura.