Aborto. Tiempos de esterilidad: estamos tocando fondo
Lo ha dicho RTVE que, no sé si saben, es la tele del Mariano Rajoy: "Los llamados colectivos provida". Se refería a que en la votación de hoy, martes 14, en el Congreso, habrá en el hemiciclo feministas chillando para que permitan a las menores asesinar a sus hijos en sus vientres -impedírselo constituye un atentado gravísimo contra su libertad-. Las feministas son chicas responsables, que luchan por los débiles, mientras que los otros, que también estarán en el Congreso, son, los así llamados "grupos provida", es decir, mala gente.
La naturaleza está dolida con la raza humana
Pues bien, hoy martes se perpetra la burla del gobierno Rajoy a la vida. Una ley que no cambia nada y que, como ha recordado Lourdes Méndez Monasterio, una de las pocas diputadas del PP coherentes, "es imposible manifestar que defendemos la vida y mantener la Ley Aído al mismo tiempo".
La cuestión de fondo sigue siendo el infanticidio, una sociedad que asesina a sus propios hijos en el templo del seno materno y que encima presume de ello. Y ojo, porque existe una esterilidad sin marcha atrás. Lo que viene a continuación es la trascripción de una de las revelaciones de Cristo a la madrileña Marga, a la que ya hemos mencionado otra veces en Hispanidad. Porque, a lo peor, resulta que primero no hemos querido engendrar y, cuando queramos, no podremos hacerlo. No todo depende de nosotros. Y también pudiera ser -es- que hayamos perdido tanto el control de nosotros mismos que ni tan siquiera seamos conscientes de la barbaridad que estamos cometiendo.
Allá van las revelaciones de Cristo a Marga sobre la cuestión: "A menudo me encuentro en vuestra generación gentes que pretenden controlar el don de Dios. Gentes que se esterilizan a sí mismas con las prácticas empleadas contra la natalidad. Y cuando es su voluntad tener los hijos, cuando ellos deciden que es el momento de dar vida, la vida no viene. A esas personas yo no las puedo bendecir. Puede ser que se hayan arrepentido de sus prácticas anteriores, incluso que su arrepentimiento parezca sincero. Ahí también hay mucho egoísmo. En realidad no se han arrepentido de sus prácticas contra Dios y siguen llevando su vida de impiedad en todos los demás aspectos. Pongamos que si eso ha sucedido en un matrimonio hay sincero arrepentimiento. Yo no tengo por qué hacer el milagro ahora. ¿Por qué Dios se ha de plegar a sus planes? Que acaten ellos los planes de Dios en su plenitud".
Y más: "A menudo la vida de impiedad que lleváis os hace estériles para la vida: primero el yo, primero el trabajo, el estrés, los vicios, la mala alimentación… no son cosas que fomenten la fecundidad. Si hicierais más oración, si vivierais en paz con Dios y con vosotros mismos, la naturaleza no estaría tan dolida y podría dar paso fácilmente a la procreación".
Y para quede claro, "una descendencia numerosa es muestra de la predilección de Yavhé. Ahora y siempre, antes y ahora. Ahora no tenéis hijos, tenéis menos hijos porque os habéis alejado de Mí".
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com