• Hay cosas que no se pueden decir: mis prejuicios. La progresía ha re-inventado el tabú.
  • La mujer de hoy ha sufrido este proceso: desmoralizada, desamorada, degenerada, desquiciada.
  • Lo cual es gravísimo, porque resulta crucial: si la mujer no funciona la sociedad no funciona.
  • El eurodiputado polaco Janusz Korwin asegura que la mujer tiene que cobrar  menos que el hombre, por menos inteligente.
  • A partir de ahí, rasgado de vestiduras ligeramente fariseo.
  • Y por supuesto, cascada de insultos a Korwin. El más tibio: troglodita.
  • De entrada, ahora resulta que el partido Ley y Justicia es "ultra".
  • Fue el ganador, con mucho corro, de las últimas elecciones en Polonia.
A una mujer del siglo XXI, sobre todo si le ha entrado el virus feminista, puede tildarse de mala, canalla, cruel, miserable, etc. A lo mejor incluso lo acoge con una sonrisa, porque entiende que el mal es listo y el bien es tontorrón. Pero no se te ocurra cuestionar su inteligencia, llamarle tonta: ¡Ahí fue Troya! Y de esta evidencia no vamos a sacar conclusiones, porque salen por sí solas y ninguna es buena. Obedece a la marca de la historia reciente de la mujer, marcada por el feminismo, una de las doctrinas más peligrosa jamás sembrada. Y así, el recorrido de la mujer moderna ha sido este: desmoralizada, desamorada, degenerada, desquiciada. Lo cual representa, pueden creerlo, una considerable tragedia. Porque la mujer es crucial: si ella no funciona, la sociedad no funciona. La armó gorda el diputado polaco Janusz Korwin, al asegurar que como la mujer era menos inteligente que el hombre, debería cobrar menos. No tiene razón. En primer lugar, porque la mujer no es ni menos ni más inteligente que el hombre. Afortunadamente, es muy distinta al hombre. Por cierto, ¿alguno de ustedes sabe qué es la inteligencia? Se podría decir lo mismo que San Agustín sobre el tiempo: si me preguntan lo que es, no lo sé; si no me lo preguntan, lo sé. Si la mujer trabaja (y la consecuencia de la salida de la mujer al mundo laboral no son buenas, dado que la población ha envejecido bruscamente) debe cobrar igual que el hombre por el mismo trabajo. Dicho esto, ¿es para rasgarse las vestiduras? Pues no. Cada día, millones de mujeres, sobre todo las que tienen acceso al micrófono, repiten que la mujer es perfecta, que el hombre es un idiota… y no se montan estos numeritos. Por cierto, hay que ser mala periodista para asegurar que Ley y Justicia, el partido al que pertenece el diputado Korwin, es un partido ultra. Deben haber sido los ultras los que ganaron, con mucho corro, las últimas elecciones en Polonia. Y es cierto que no todo se puede decir, pero para eso están los tribunales en una democracia, ¿no? Para castigar quien más allá de la libertad propia traspasa los límites de la ajena. ¿O lo que se quiere decir es sólo lo que resulta políticamente correcto? ¡Pues menuda libertad de pacotilla! Los progres han re-inventado el tabú. Eulogio López eulogio@hispanidad.com