Sr. Director: Hace un año y dos meses los resultados de las elecciones municipales y autonómicas propiciaron que en algunas capitales de España se alzaran con el poder formaciones de marcado carácter populista que se presentaron aparentemente en solitario, pero que en realidad iban agrupadas ideológicamente en torno a diferentes marcas blancas de Podemos. Madrid, Barcelona, Santiago o Cádiz, son algunos ejemplos de este modelo. El resultado ha sido un año repleto de ocurrencias maquilladas bajo eslóganes propagandísticos como el supuesto "gobierno de la gente", y envueltas en una aparente política "low cost", que en realidad termina por salir muy cara a los ciudadanos. Lo peor, siendo grave, no es que se dedique el tiempo a propuestas surrealistas como decirnos cómo tenemos que acoger a los okupas o cómo plantar huertos ecológicos en las azoteas, sino el tiempo perdido y el desencanto generado en buena parte del tejido social que sufre las consecuencias de la falta de un proyecto político. Pedro García