Sr. Director: "Todos somos" fue un eslogan que llenó las redes sociales tras la masacre del brutal atentado yihadista en París, en la sede de la revista satírica Charlie Hebdo. Adoptaba la conocida fórmula del "Todos somos..." unida al nombre de la víctima cuya memoria o situación se pretendía reivindicar y se refería tanto a los asesinados como a la libertad de expresión. Recientemente, otro Charlie ha sido víctima de un triste episodio, pero despachado con pocas líneas en algunos medios. Se trata de Charlie Gard, un bebé británico de once meses que padecía una grave y rara enfermedad genética, cuya muerte ha estado rodeada de desgraciados pronunciamientos de las autoridades sanitarias británicas y de los tribunales, impidiendo que sus jóvenes padres lograsen recoger a su hijo del hospital, intentando buscarle un tratamiento que salvara su vida. Mas los impedimentos del hospital y tribunales, obstaculizaron todos los intentos. Y además, les negaron el último ruego: que Charlie muriera junto a ellos en su hogar. Esta triste historia admite variadas conclusiones. Entre ellas, la del tremendo poder de decisión que se arrogan ya incluso los Estados democráticos, por encima del derecho a la vida y a la voluntad de los padres, cuando se trata de salvar a un hijo. Y otra es que, frente a tan erradas actuaciones, muy pocos manifestaron su apoyo al bebé y a sus padres. Son dos Charlies muy diferentes, desde luego, pero parece que somos o no Charlie, según nos orquesten desde arriba con música de fondo de Imagine. Miguel Ángel Loma