Sr. Director:

Donde la LOM LOE, más conocida como Ley Celáa, sí cambia sustancialmente el panorama es en el régimen de conciertos y el diseño de la asignatura de Religión. En cuanto a lo primero, la norma señala como uno de sus mantras que la educación pública debe ser el "eje vertebrador" del sistema educativo. Esto, que podría ser una simple constatación descriptiva de la realidad, en la medida en que la mayoría de los padres eligen estos centros, tiene más bien un carácter normativo. En concreto, significa que las administraciones no tendrán en cuenta el deseo de las familias (la llamada "demanda social") al configurar la oferta de plazas escolares, obligándose únicamente a que existan plazas públicas para todo el que lo necesite.

La "perspectiva de género", otro de los ejes transversales de la norma, se concreta en dos aspectos. Por un lado, se crea una asignatura de Valores éticos y cívicos, en la que se incluirán contenidos sobre sexualidad enfocados desde los presupuestos de la ideología de género, y que se impartirá a final de Primaria y en un curso de la ESO por determinar. Por otro, el texto hace una apuesta por la educación en centros mixtos, lo que significa de hecho una preferencia por la coeducación y una discriminación de los colegios de educación diferenciada. El texto habla de subvención "preferente" a los centros mixtos, pero Podemos ha señalado que cuenta con el compromiso del gobierno para convertir la "preferencia" en requisito indispensable para recibir financiación pública.

Es previsible que una y otra manera de limitar la libertad de elección de las familias (o al menos de las que no tienen recursos para pagar un colegio privado) sean recurridas de aprobarse la ley, ya que el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional han fallado recientemente en sentido contrario.

En cuanto a la asignatura de Religión, el proyecto mantiene la obligatoriedad de ofertarla en todos los centros (no puede hacer otra cosa, en virtud de los acuerdos con la Santa Sede), pero queda muy devaluada, puesto que no contará para la nota media y no tendrá "asignatura espejo", por lo que quienes la cursen tendrán una materia más que quienes no.

En cuanto a la educación especial, el texto no habla explícitamente de cerrar este tipo de centros, pero circunscribe su función a escolarizar a alumnos que requieran una atención "muy especializada" y ser modelo de referencia para los centros ordinarios. La ley habla de equipar a estos "con los recursos necesarios para atender a los alumnos con discapacidad". Así pues, se insinúa una escolarización por defecto de estos estudiantes en colegios comunes, mientras que el recurso a otros de educación especial sería una medida extraordinaria.