Sr. Director: Extraña que nuestra sociedad actual, justamente preocupada por el concepto de libertad y por lograrla en todos los ámbitos, no muestre el mismo interés por la búsqueda de la verdad. En la vida política y en el desenvolvimiento de la sociedad, la libertad -y así debe de ser- aparece como el bien supremo y como un derecho fundamental del hombre. Los poderes públicos y los políticos deben caracterizar sus acciones, lógicamente, por el fomento de la libertad. En cambio la verdad suscita más bien sospechas de totalitarismo y de absolutismo intolerable. En aras del relativismo, así como la libertad es un bien objetivo, la verdad es puramente subjetiva y se habla con absoluto desenfado, de 'tu verdad' y de 'mi verdad'. Domingo Martínez