Sr. Director:

Tras el 40 Congreso del PSOE se refuta la idea de que existiría un importante sector interno muy crítico con Pedro Sánchez, integrado por Felipe González y otros gerifaltes contrarios a que aquél metiera en su Gobierno a los comunistas, a que buscase apoyos y alianzas entre separatistas y defensores de terroristas, y en general, a la sectaria y guerracivilista política sanchista.

Las unánimes intervenciones (incluyendo la del propio Felipe) y votaciones habidas, vuelven a demostrar que el PSOE es más que un partido político; y que pese a estar muy «forrados», algunos saben que fuera del ámbito protector del socialismo puede hacer mucho frío.

Se diría que entre los tácitos principios del PSOE estarían «El jefe siempre tiene razón», «Vamos a llevarnos bien... lo que haya que llevarse» y el «Hoy por ti y mañana por mí». Pero también se ha evidenciado algo más peligroso: que, aun siendo un partido poderoso, carece de auténticos fundamentos éticos sólidos; pues para ellos sólo es verdadero, justo y bueno lo que sus próceres consideren como tal en cada momento.

Por eso impulsan leyes reescribiendo la Historia de España y persiguiendo «reconducir» nuestra sociedad, incluso en sus afectos humanos más íntimos, hacia un idealizado paraíso progresista; y quienes osen oponerse a ello, serán tachados de fascistas. Un peligroso horizonte.