Sr. Director: Hace unos años compramos, como familia numerosa, un monovolúmen Toyota y, a pesar de que estamos satisfechos con el resultado, y de que ahora hemos de comprar dos coches más, no repetiremos esta marca. Los tiempos cambian y Toyota ahora incluye a dos lesbianas en sus spots publicitarios, como nueva forma de familia, uniéndose así a Coca Cola y a otras multinacionales que desarrollan, también ellas, una ingeniería social en el ámbito del consumo familiar. Esto, ligado a la guerra de los "baños transgénero" impulsados por el lobby LGBT en EEUU, y cuyo último fin es borrar la sexualidad binaria de la raza humana, hace sospechar que esta campaña mundial de los ideólogos de género, tiene unas metas concretas lanzadas por los poderosos del mundo y, además, nada inocentes. Yo surgí de una familia formada por el matrimonio entre un hombre y una mujer. Hasta ahora, esta afirmación era innecesaria, pero hoy ya no. La intimidad entre sexos opuestos es el único sistema natural para engendrar hijos. Pero en la actualidad el hombre reta a Dios inventando otras formas de emparejarse que van, no sólo en contra de las disposiciones inteligentes suscitadas por Él, sino también contra el sentido común. Mucho se ha hablado de la complementariedad entre varón y mujer y de que los hijos criados por ellos obtienen mejores estatus emocional, relacional, mayor estabilidad afectiva y son más capaces de abrirse paso en el mundo profesional o académico. Pero nada les importa esto a los que agreden a los niños confinándolos a espacios agrestes, impidiéndoles que se desarrollen adecuadamente y crezcan sanos de mente y de espíritu y así funden otras familias que gracias a su estabilidad pongan los cimientos de las generaciones futuras. En nuestras manos está protestar y reflexionar hacia dónde nos llevan los que dirigen los destinos del mundo si no queremos perecer en el abismo de la confusión sobre nuestra identidad de sexo. Eva Catalán