Sr. Director:

En las últimas semanas de pasado año se consumaba la aprobación de una ley, la denominada Ley Celáa, que afecta decisivamente al futuro de la sociedad, se ha aprobado sin la mínima voluntad de buscar un consenso básico con los protagonistas del proceso educativo. Una ley que dinamita un modelo en el que la educación concertada, junto a la oferta de centros públicos y privados, hacía posible el ejercicio de la libertad de educación. La Lomloe, que además ataca al castellano y lo elimina como lengua vehicular de la enseñanza, coloca también a la asignatura de Religión en un proceso de pérdida de valor académico. Esta norma se convierte así en la peor ley educativa de nuestra democracia. Una ley que debe ser recurrida cuanto antes ante el Tribunal Constitucional, y que aleja toda posibilidad real de un pacto educativo de Estado.