Sr. Director:
La gran mayoría de los sufrimientos físicos y morales que padecemos son provocados por la actuación de otros seres humanos. Y es esta una realidad que los cristianos hemos padecido a lo largo de los siglos y, en estos momentos padecemos, de una forma muy particular: el martirio, y la blasfemia.
Sobre la cruz vivida y resucitada de los mártires que han muerto perdonando a sus asesinos y rezando por ellos, la Iglesia Católica ha caminado a lo largo de los siglos; y seguirá caminando e iluminando al mundo. Los mártires llenan de sentido el sufrimiento por un mal que unos hombres provocan a otros en odio a la fe, en odio a Cristo, en odio a Dios.
Y los mártires nos dan esperanza, y espíritu, a todos los demás cristianos que hemos de dar testimonio de nuestra Fe en los quehaceres ordinarios de nuestro vivir, para que vivamos el dolor y el sufrimiento con serenidad, rezando por la conversión de los enemigos de la Fe: perdonándolos como hizo Cristo en la Cruz, y rezando para que se arrepientan del mal que hacen, del crimen, del pecado que cometen.