Sr. Director:
En la audiencia concedida por el Papa al Presidente Enmanuel Macron hay un aspecto que ofrece un singular interés a esta audiencia papal: el llamamiento que recientemente hizo Macron a los católicos franceses para que participaran de manera más abierta en la política del país, dentro de una sana laicidad que cambia la perspectiva sobre la Iglesia mantenida por anteriores presidentes. No hace mucho que el Papa lamentó en una entrevista el laicismo que ha marcado tradicionalmente la política francesa.
Para Macron es evidente la aportación que pueden hacer las religiones, especialmente la católica, a la construcción de la convivencia social. En este contexto, Macron ha mantenido la tradición secular de acoger el nombramiento de Protocanónigo de honor de la basílica de San Juan de Letrán que recae sobre los presidentes franceses, al que había renunciado su antecesor socialista. La sana laicidad, tan defendida por los papas, no está reñida, sino todo lo contrario, con unas relaciones cordiales y positivas entre Iglesia y Estado.