Sr. Director:
Santa Benedicta de la Cruz, más conocida como Edith Stein, una de las filósofas más geniales de los siglos XX-XXI, discípula predilecta de Edmund Husserl consiguió elaborar una síntesis genial del pensamiento de éste con el de Santo Tomás de Aquino.
Pero es, sobre todo, una testigo excepcional de la crueldad terrible del siglo XX, siglo de los totalitarismos más sanguinarios: nazismo de Hitler y el comunismo de Stalin, quienes en sus campos de exterminios sacrificaron a millones de seres humanos en nombre de la raza, de la terrorífica ideología política o de del culto a lo líder, y por odio Judaísmo y al Cristianismo.
Edith Stein de procedencia judía, en sus años jóvenes de profesora universitaria naufragó en el agnosticismo intelectual. La lectura de la Vida de Santa Teresa la llevó a la Iglesia Católica, contra la oposición total de su familia, especialmente de su madre. Profesó en el Carmelo en donde se entregó al estudio de los grandes teólogos y místicos, especialmente de San Juan de la Cruz, quien le inspiró su obra más genial La Ciencia de la Cruz.
Desde el triunfo del nazismo su vida fue una odisea hasta final trágico en el campo infernal de concentración de Auschwitz donde fue cremada con numerosos judíos y cristianos.
La Iglesia ha visto en ella una cumbre de la experiencia mística. San Juan Pablo II, gran admirador de la Carmelita Descalza, la proclamó Patrona de Europa. Nos ha dejado algunas reflexiones sobre el sentido profundo de la Navidad, que son muy oportunas para estos tiempos de decadencia, relativismo y nihilismo aniquiladores. Así escribe: "Una vez más no arrodillamos ante el pesebre junto a los tres Reyes Magos. Los latidos del Niño divino han dirigido la estrella que nos condujo hasta aquí. Su luz, reflejo de la luz eterna, se refracta en múltiples aureolas alrededor de los santos que la Santa Iglesia nos presenta como corte del Rey de los Reyes que acaba de nacer. Ellos nos dejan entrever algo del misterio de nuestra vocación. María y José no pueden ser separados de ninguna manera de su Hijo divino en la liturgia de la Navidad. Ellos tienen en este tiempo una fiesta propia, pues todas las fiestas del Señor son fiestas de la Sagrada Familia. Ellos "no se acercan" al pesebre, pues han estado siempre allí; y quien se acerca al Niño se acerca también a ellos, que están sumergidos en su luz celestial".
Después de leer estas sencillas y sublimes palabras, cómo no admirarse de los intentos ridículos de los llamados teólogos del desmitologización contra la Teología evangélica del Infancia de Jesús.
Ellos también han contribuido, en parte, a la banalización de la Navidad por un laicismo político que impone a sangre y fuego, y de forma blasfema y cuasi satánica un sucedáneo festivo lleno de monigotes esperpénticos.
Fidel García
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14/12/24 07:00