Sr. Director: ¿Por qué se produce impunidad? Por apresuramiento en las imputaciones, por falta de pruebas, por la lentitud de la justicia, por la pericia de los abogados o por mil razones, lo cierto es que en la opinión pública cunde la sensación de impunidad. Cuando se anuncian casi 1.400 personas imputadas por delitos de corrupción, la pregunta es inmediata: y en la cárcel ¿cuántos? Y las cifras no casan. Largos procesos que agotan al más pintado que quiera seguirlos; sagas interminables de presuntos, de investigados y de imputados; cifras mareantes de euros y… ¿encarcelados? Preocupa no que alguien se lo hay llevado, lo que cabrea es que ese alguien lo reconozca y, acto seguido, afirme 'estar a bien con hacienda y…'p'alante'. Si a lo anterior se añade eso de los agravios comparativos, la sensación de impunidad aumenta enormemente. A lo mejor la corrupción es inevitable mientras haya golfos por el mundo, pero la impunidad es lo más sangrante y lo que más preocupa. Ya lo decía mi abuela: unos mocos son sonados y otros son sorbidos. O sea de los 'pantojos' a los 'pujoles', hay un trecho. José Morales