Sr. Director:
La petición firme, que ha hecho el Papa el tercer domingo de julio para que se acabe todo proyecto de terror y de muerte y para que ningún hombre pueda derramar la sangre de su hermano, es compatible con el deber cristiano de acogida, integración y hospitalidad.
Sin buenismos absurdos, pero recordando que los emigrantes, los refugiados, muchos de ellos víctimas en primera persona del terror, nos interpelan especialmente para esa hospitalidad debida. Para nosotros, la respuesta no puede ser el miedo, el prejuicio infundado y el estereotipo que genere rechazo.
Al contrario, la respuesta es la del Evangelio de la misericordia, que, además de ser un aldabonazo a nuestra conciencia, impide que nos habituemos al sufrimiento del otro y nos indica caminos de respuesta que se fundan en la fe, en la esperanza y en la caridad de las obras concretas.
Valentín Abelenda
Las empresas familiares se rompen. Del Pino fue el pionero, los Botín y los Entrecanales, los próximos
13/12/24 16:58