Sr. Director:
El matrimonio para un creyente cristiano es más, mucho más que un contrato civil, es un compromiso adquirido voluntaria y conscientemente ante Dios para toda la vida.
Si en otras religiones se puede hacer un divorcio religioso, no en el cristianismo, por eso aclaró Jesús, ante la pregunta sobre el divorcio, que "que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre" (Mc 10:9 y Mt 19:6). Y eso vale para los contrayentes que se casaron entre sí y para cualquier autoridad religiosa.
En el plano civil, el divorcio es un trámite que anula un contrato, pero en el plano de Jesús, es un compromiso irrenunciable. Por eso los cónyuges que tienen conflictos entre ellos deben buscar la superación, no la destrucción de su vida matrimonial.
La superación de conflictos matrimoniales es crítica, tanto para los cónyuges como para las familias de ambos, y de aquellas personas que de alguna forma son afectadas por ese matrimonio. Pero lo más importante son los hijos.
Los padres de familia suelen decir que darían hasta la vida por ellos, pero es rarísimo que tengan que tomar esa opción, como lo es el tener que dar la vida por Cristo. Pero lo que sí es asunto de vida diaria, es el vivir la vida por los hijos. No es el martirio lo que se nos exige, sino la vivencia familiar diaria.
Jesús Domingo
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13/12/24 16:58