Sr. Director: Sumidos aún en la convulsión de los atentados de Bruselas, nos encontramos después con los cometidos recientemente en Bagdad y en Lahore, especialmente en esta última ciudad pakistaní donde un terrorista estalló su bomba junto a un parque infantil frecuentado por familias cristianas. No se trata de comparar unos atentados con otros, cometidos siempre por facciones extremistas del islamismo suicida. Aunque nos preocupe especialmente la proliferación del terror en Europa, tanto o más debiera inquietarnos la actividad terrorista en los propios países musulmanes, principales víctimas del fanatismo, cuyo objetivo es impedir  cualquier intento de apertura social a las libertades democráticas e imponer la más rigurosa aplicación de la "sharía". En estos momentos sería conveniente aplicar el imperativo de reformar la enseñanza islámica. Jesús Martínez