Sr. Director:
Para combatir la corrupción en la política se han ido modificando normas y costumbres, hasta el punto de que a veces basta una publicada sospecha o el inicio de un proceso judicial para marcar y apartar de la actividad pública al presunto corrupto.
Pero al parecer no se entienden como corruptelas ni corrupción saltarse la Constitución y las leyes, desobedecer las sentencias y actuar por encima de la soberanía de todos.
Porque no otras han sido las acciones que hasta ahora ha dirigido y realizado el ya ex presidente Puigdemont; y sin embargo, le ha faltado tiempo al ministro portavoz del Gobierno de España, Méndez de Vigo, para declarar que «vería con agrado que Puigdemont se presentara a estas elecciones y pudiera ejercer la oposición democrática».
O sea: que los indicios de haber cometido alguna irregularidad contable es causa para marginar de la política a alguien, mientras que haber sido el supremo responsable de intentar «distraer» una parte de España y de sustraerla del ejercicio de la soberanía de todos los españoles (que es corrupción de peor naturaleza que la simplemente dineraria), no sólo no es motivo para apartarle del ejercicio de la representación política, sino que es visto con agrado por el portavoz del Gobierno español. ¡Vaya tela!
Miguel Ángel Loma
Ábalos pacta con Sánchez: los malos son Koldo y Aldama
13/12/24 07:04