No hay problema en que Pedro Zerolo fuera gay. Ese era un problema suyo y los cristianos sólo podíamos rezar por él. Pero sí hay un problema que es de todos: Zerolo era el gran propagandista del homosexualismo, algo antinatural y que está destrozando a la humanidad. Por eso, no se debe utilizar un templo, junto al Santísimo, para hacerle un homenaje a quien, con todo respeto hacia su persona homosexual, que no a su homosexualidad, predicaba e imponía por ley algo que atenta contra la ley cristiana y contra la ley natural. Que una cosa es la misericordia, otra la incoherencia y una tercera la necedad. Por la misma razón de que no está bien homenajear a la querida en casa de la esposa. Precisamente, el arzobispado de Madrid emitió hoy jueves un comunicado donde monseñor Osoro aclara la finalidad para la que están dirigidos todos los templos. Hispanidad redaccion@hispanidad.com