Intentaremos resumirles la historia, que tiene mucha enjundia. En la mañana del miércoles, los grupos verdes y de izquierdas del Parlamento Europeo han intentado, y conseguido, sabotear la aprobación del tratado de Libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea (TTIP). Los verdes se oponen a la globalización porque atenta contra el medio ambiente. La izquierda comunista (los socialistas apoyan) se oponen al acuerdo porque supone aceptar la economía capitalista. Los distributistas, partidarios de la propiedad privada bien distribuida, nos oponemos a la globalización porque siempre acaba en lo mismo: el pez grande se come al chico. Es decir, que la globalización supone meter a la zorra en el gallinero. Ahora bien, el punto de mayor tensión ha sido el ISDS, es decir, el sistema de arbitraje entre empresas y Estados para resolver cualquier diferencia económica. Le arrebatas 'su' Estado a la izquierda y se pone a temblar. Sinceramente, la izquierda detenta el poder a través de la propiedad pública, no privada. Ahora bien, es cierto que las empresas y los Estados no son lo mismo. Un arbitraje privado entre lo público y lo privado, merece una reflexión. Hispanidad redaccion@hispanidad.com