Comerciantes que barren su parte de acera porque no hay barrenderos que lo hagan, en un Madrid cada vez más guarro. Carreteras llenas de baches porque no hay operación asfalto. Parkings cerrados en Gran Vía porque se han quedado sin negocio. Transportistas que le ganan batallas judiciales a Carmena porque no podían colocar su género. La ciudad sucia, el tráfico colapsado, los atascos en alza. Pero a Carmena no le importa. Simplemente dice que es mentira, que los madrileños están muy contentos y que el que lo niegue lo demuestre. Lo malo es que resulta muy difícil demostrar la evidencia. Mientras el PSOE le mantenga en la Alcaldía, todo marcha. Es más, según su equipo el desencanto de algunos oculta un regocijo maravilloso en la capital del país. Una muestra más de que Podemos es un desastre. Hispanidad redaccion@hispanidad.com