Manuela en el Vaticano: ¿por qué los rojos son tan cursis?
A mí me gustaban los rojos de antes, tipo Cayo Lara. Te puedes entender con ellos, aunque sea para darte de bofetadas.
La alcaldesa de Madrid (en la imagen) pasó por el Vaticano y advirtió que para "los que no tenemos creencias religiosas (sin especificar) creemos en el hombre". O sea, que nos vendía la religión humanista.
La religión, la humanidad, que diría Augusto Comte. Pobre Comte. ¡Tener que conformarse con el hombre cuando podía aspirar a Dios!
Pero Comte era un positivista, no un hortera. Por eso no pretendía sublimar con cursilerías la religión del hombre, porque el hombre sólo tiene una alternativa: o lo sobrenatural o lo antinatural.
Comte recurrió al hombre porque hablaba de la decadencia del cristianismo. Y era verdad, el modernismo, del que él formaba parte, había infectado -y hoy aún infecta más hoy, en pleno siglo XXI- el Cuerpo Místico. Vamos, que se metió a la religión humanista no por agrado, sino por fuerza, por la fuerza de la desesperación.
Carmena no, Carmena nos propone creer en el hombre como una superación de la fe en Cristo. Carmena no eres roja, eres una cursi. Un hortera de bolera. Eso sí: candidata a obispa.
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