El presidente chino, el grandísimo tirano Xi Jinping (en la imagen junto a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría) ha viajado por Iberoamérica porque está empeñado en venderle productos chinos, muy competitivos, dado que se basan en la explotación laboral de los chinos. Resulta que, por problemas de agenda -en Hispanoamérica-, el señor Jinping (con acento en la 'i')  durmió en un hotel de Canarias. Podía haber viajado dos horas más y dormir en Madrid y aprovechar para hablar con el Gobierno español. Pero no, solícita ante el Imperio -el nuevo imperio- doña Soraya, en su propio país, se fue al hotel de Canarias para poder hacerse una foto con el líder chino. Curioso. Incluso aseguran -fuentes de toda solvencia- que Soraya Sáenz de Santamaría aprovechó el encuentro para reprocharle al tirano chino el respeto por los derechos humanos. Por ejemplo, que cese en su persecución a los cristianos, que es salvaje. España no pinta nada en el mundo… por su cobardía. Hispanidad redaccion@hispanidad.com