El Fondo Monetario Internacional (FMI) está poblado de sabios. Y el culmen de la sabiduría es Christine Lagarde (en la imagen). Mariscal en jefe.

Resulta que el último papelito del FMI nos dice que no debemos ser tan optimistas respecto a la evolución de la economía mundial. Sobre todo porque, aquí está el gran problema, los cabezas de huevo del FMI han descubierto que la población mundial ha envejecido y que, otra genialidad, no puede haber economía pujante con edades provectas y muchos jubilados por kilómetro cuadrado. La economía se basa, al parecer, en las clases activas, no en las pasivas.

Es decir, que el FMI lleva medio siglo promocionando el aborto y los anticonceptivos para reducir la población y no ha conseguido reducirla sino envejecerla, es decir, ha conseguido que estalle la bomba demográfica que pretendía evitar.

Porque claro, resulta que la bomba demográfica no consiste en que haya mucha gente sino en que haya pocos jóvenes. La píldora no era la solución.

Hispanidad

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