El toro de Coria y el aborto nacional
¡Qué imagen de brutalidad la del pobre toro de Coria! El animal muere fusilado por un tiro -bastante certero, dicho sea de paso- y rematado enseguida con otro disparo, para que no sufra. O sea, que al toro de Coria se le inflige menos dolor que a las vacas en el matadero, muertas de un golpe en la nuca y a la que nadie remata hasta que empiezan a desollarlas. O los cerdos, picados en el corazón; o los pollos, degollados. Pero, sobre todo, ¡cuánta hipocresía! El toro de Coria enternece corazones mientras los niños asesinados en el aborto, por aplastamientos, descuartizamiento o envenenamiento, sólo indiferencia. Eso no le preocupa mucho a nadie. En Coria matan a un toro -y el objetivo de la fiesta no es matar al toro sino el divertimento preliminar- por año. En los civilizados abortorios españoles -sólo aborto quirúrgico- se mata a 112.000 seres humanos más indefensos y más inocentes que el toro. Pero si levantas la voz contra el crimen del aborto eres un fascista. Y la cosa no acaba ahí, porque los antitaurinos, para luchar contra la violencia se están volviendo violentos, apoyados, en su cobardía, por los partidos progres. Así, el nuevo poder en Baleares alienta a los espontáneos antitaurinos. Lo esperado y esperable. Hispanidad redaccion@hispanidad.com