Oigo a mi admirado Enric Juliana que no hay lugar para las amenazas, dado que la independencia de Cataluña no se va a producir. De acuerdo, Enric, pero este es el problema: si no se va a producir, ¿por qué razón Artur Mas fuerza la máquina, asegurando que, si no se produce la segregación, precisamente eso que, según tú, no se va a producir, Cataluña acabará en el callejón? Otro narcisismo. Feo y hasta ridículo vicio que parece asolar a tantos catalanes soberanistas: no quiero independizarme pero te voy a dar la lata hasta conseguir que toda la atención política del país esté pendiente de mí, de Cataluña… que sólo representa un 15% de la población total española. No hay amenaza alguna, Enric. Simplemente, llevados de ese narcisismo adolescente, el señor Artur Mas ha conseguido encabronar a todo el país. Ya no se le amenaza, sino que se le desprecia. Hispanidad redaccion@hispanidad.com