El presidente de Filipinas le ha llamado hijo de puta a Barack Obama. Y eso es muy feo, entre otras cosas porque la señora Obama no es culpable de lo que sea y haga su hijo. Por otra parte, Rodrigo Duterte es un cantamañanas de gatillo fácil cuya ideología puede resumirse así: muerto el perro se acabó la rabia. Además, Barack Obama no es un hijo de puta: es un desastre, bastante homicida, pues se ha convertido en el presidente más abortero y laminado de embriones humanos de toda la historia de Estados Unidos (aunque Hillary pretende superarle). Por otra parte, Obama es un chulo, que saca de sus casillas por su prepotencia a todos los líderes que en el mundo ha sido. Pero lo dicho: Duterte no es más que un matón de taberna, Obama un desastre homicida. Hispanidad redaccion@hispanidad.com