O lo que es lo mismo, de la concordia de la transición (aunque el famoso 12 de febrero de 1974 fuera sólo un tímido balbuceo) al sectarismo de 2016. Sectarismo que, como casi siempre, procede de la izquierda, que en España siempre ha sido rencorosa y que se muestra más tendente a destruir al adversario que a construir. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias (en la imagen) son dos ejemplos arquetípicos de ese sectarismo. Y frente a ese resentimiento perpetuo no es oposición la derecha pagana de Sánchez y la tibieza de Mariano Rajoy. Eulogio López eulogio@hispanidad.com