Mañana del lunes. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (en la imagen), aupada por Rajoy (quien le contempla como posible sucesora suya al frente del PP) toma posesión de la gestora tras la dimisión de Esperanza Aguirre. Podía haber utilizado un lenguaje moderado, dado que ella no ha sido elegida sino a dedo, pero no. Lo suyo es ser buena con los otros y feroz con sus compañeros, los de la "corrupción intolerable". Estos 'hermanos' son los que dan pábulo a que los primos de Podemos, por ejemplo Pablo Iglesias, hable, no ya de corrupción, sino de "tramas criminales". O sea, que Esperanza Aguirre anda por las calles con una recortada liquidando al personal. A ver si nos entendemos. Aguirre ha dimitido porque no atajó casos de corrupción, no propios, sino ajenos. Y ha hecho bien en dimitir. Ahora bien, Cifuentes era miembro de la Ejecutiva del PP: ¿tampoco se enteraba de nada? Y, por el mismo argumento, Pablo Iglesias debería dimitir ya mismo, porque los casos de abuso de poder, violencia y también corrupción (por ejemplo el dinero recibido de Venezuela y la utilización de la universidad pública para hacer política) son más graves y afectan de forma directa a Iglesias, o más, que en el caso de Esperanza Aguirre. Pero ahí le tienen a don Pablo, hablando de "tramas criminales". La verdad es que si Pablo Iglesias violara y matara niños, a día de hoy, en España, tampoco le pasaría nada. Hispanidad redaccion@redaccion.com