El desbloqueo político para formar gobierno -una ilusión óptica, de momento- depende de Pedro Sánchez. A la espera de un cambio, Rajoy y Rivera se han lanzado a la yugular del líder socialista. Pero nada está decidido todavía en este agosto de fuegos de artificios, informativamente hablando, y todo tendrá que resolverse -eso esperan los españoles, pelín hartitos con la situación- este mes. Para que eso suceda, sin embargo, hacen falta dos cambios importantes: que el PP avance en la negociación con Ciudadanos -algo que no sabremos hasta este miércoles- y que el PSOE cambie el no a la investidura de Rajoy por la abstención. De lo primero depende que Rajoy sume 169 votos y de lo segundo, que prospere la investidura. Lo que no parece de recibo, en cualquier caso, es el argumento personalísimo de Sánchez de que el PP sume apoyos entre formaciones afines para que Rajoy sea investido. Si nada cambia, es evidente que vamos a unas terceras elecciones. De ahí la presión de PP y Ciudadanos a Sánchez, pero, ojo, por que entre medio Rivera se despacha a gusto contra éste o contra Rajoy. El objetivo de ambos no es más que hacer a Sánchez único responsable de esa eventual responsabilidad, pero el de Rivera, además, que Ciudadanos sobreviva políticamente: el paso que ha dado es el más arriesgado, precisamente, ante unas terceras elecciones. Hispanidad redaccion@hispanidad.com