Ocurrió en una universidad española, facultad de Historia. El profe habla de la desamortización eclesiástica (el robo progresista del siglo XIX) y se ve obligado a emplear la terminología habitual de clero secular y clero religioso (también conocido como regular). De repente, el profe se vuelve a los discentes, le ha entrado una duda: ¿sabrán cuál es la diferencia entre clero secular y clero religioso o regular? Se dirige al auditorio y les pregunta si está hablando de lo mismo.

-No, responde uno de los enterados-. Si los ha escrito enfrentados es que no es lo mismo.

Perspicaz, el chaval. El profe insiste:

-Y entonces, ¿en qué se distinguen?

Y nuestro joven se lanza en plancha:

-El clero religioso es el clero secular que cree en Dios.

Oiga, y no procedía de un colegio público sino de un centro concertado de… clero regular.

No le faltaba razón al muchacho: en efecto, tanto seculares como regulares se dividen hoy en dos: los curas que creen en Dios y los otros.

Van a tener razón los progres cuando aseguran que no hay que dar clase de religión sino de cultura religiosa.

Hispanidad

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