Bashar Al Asad (en la imagen), presidente de Siria, lanza dos acusaciones: que de Arabia Saudí llega dinero para el Estado Islámico y que desde Turquía le llegan armas y combatientes. A ver, moviola. Turquía es miembro de la OTAN (precisamente hay tropas españolas desplegadas allí) y Arabia Saudí es el socio energético de Estados Unidos y el amigo de Occidente, además de -pequeño detalle- la tiranía más grande del mundo contra la libertad religiosa. Y no sólo Arabia Saudí, sino también Qatar. ¡Qué casualidad! El mayor inversor del golfo pérsico en empresas españolas. Al emir de Qatar le gustan los grupos radicales islámicos tipo Hamás. En una entrevista con la agencia EFE (enhorabuena José Antonio Vera, buen periodista) el presidente sirio ha puesto blanco sobre negro el error que está cometiendo Occidente y en particular su líder, Barack Obama, porque tanto Merkel, como Cameron u Hollande, no sirven de otra cosa que de comparsa. En el entretanto, el ISIS controla ya más del 60% de Siria, mientras, el presidente más desastroso, y el más loado por los serviles medios de comunicación europeos, es decir, Barack Obama, insiste en hacer valer una oposición siria moderada, minúscula y a la que Al Qaeda se merendó nada más comenzar la guerra, y, encima decirle a Al Asad que ni tan siquiera puede participar en las negociaciones de paz. Naturalmente, el presidente sirio ha hecho lo único que puede hacer: defenderse hasta morir. ¿Qué otro remedio le queda? Pero Obama es muy inteligente: continúa pensando que el enemigo es Al Asad, no el Estado Islámico ni Al Qaeda. ¡Ah, sí! Y la culpa de la matanza de Los Ángeles es de la Asociación del Rifle. Este Obama parece español: tiene anhelos cainitas y, tras profundos análisis, su conclusión siempre es la misma: la culpa la tiene el vecino. Sin ir más lejos: los republicanos. O mejor: el occidente libre. Eulogio López eulogio@hispanidad.com