No sólo es un barbián simpático es, además, un tipo inteligente y, sobre todo, coherente. No estaba claro que políticamente le conviniera, en pleno ‘impechment’, participar en la Marcha por la Vida, pero eso es, precisamente, lo que diferencia a un líder político de un trepa: el líder no siempre busca satisfacer a la mayoría prometiéndole sus intereses sino conquistar a la mayoría exigiéndole coherencia con los principios.

La voz de Trump se alza contra una Europa que pregona “el derecho al aborto”

Donald Trump se presentó en la Marcha por la Vida, ante miles de personas llegadas desde todo Estados Unidos a Washington y realizó un discurso de los que merece la pena recordar, en  defensa del más débil y del más inocente de todos los seres humanos: el concebido y no nacido. “Rompedor y teológico discurso” asegura Religión en libertad, y las palabras se ajustan a los hechos. Sí, valiente y también teológico discurso de Trump. Me pregunto cuántos líderes políticos españoles se atreverían tan sólo a intentar algo así.

Con este rasgo de valentía, el presidente estadounidense emerge en la Marcha de Washington para afirmar la defensa de la vida “desde la concepción hasta la muerte natural”. Sencillas palabras, sencillo concepto, que vuelve a colocar el derecho a la vida como puerta del resto de derechos individuales -los llamados derechos sociales no existen- y sin el cual toda la arquitectura política se convierte en una farsa: no hay democracia con aborto.   

Al mismo tiempo, el pasado viernes 24 la voz de Trump se alzaba contra una Europa decadente que pregona “el derecho al aborto” y en pleno ‘impechment’, dirigido por la demócrata Nancy Pelosi que es, según procede al caso, una católica abortera, algo así como círculo cuadrado. El de la Casa Blanca nadaba contra corriente.

¿La prueba? La maquinaria abortera Planned Parenthood se quita la careta y se convierte en plataforma electoral anti-Trump

¿La prueba de que Trump ha apuntado directamente al blanco del Nuevo Orden Mundial (NOM), que no es otro que el aborto y el odio a la raza humana, especialmente a los débiles? Pues que la maquinaria abortera Planned Parenthood se ha quitado la careta y se ha convertido en plataforma electoral anti-Trump. Entre otras cosas porque Trump le ha quitado las subvenciones que le servían para matar inocentes, al más inocente y más indefenso de todos los seres humanos: el concebido y no nacido. También el  Vaticano, por otras razones hostil a Donald Trump, ha reconocido el papel de éste en la defensa de la vida.

En definitiva, el criticado presidente norteamericano Donald Trump se ha convertido en el último, casi único, poderoso que defiende a un Occidente cristiano asediado. Y es, además, una tipo valiente, capaz de jugarse la Presidencia frente a un Nuevo Orden Mundial (NOM) cuya doble bandera es el aborto y la cristofobia y el ensañamiento con el débil (aborto). Un ejemplo para una Europa, cuna de la civilización occidental ahora acosada, que vive en plena decadencia y prisionera de lo políticamente correcto.

El último defensor de un civilización cristiana asediada no ha salido de la cuna de esa civilización, Europa, sino de una antigua colonia europea, primero española, luego inglesa, llamada Estados Unidos.