El reparto de poder de la nueva Caixabank-Bankia ha causado sorpresa en el sector porque sigue la doctrina que implantara en su día Alfred Herrhausen en el Deutsche Bank y que es un modelo más propio de países como Alemania o Reino Unido. Hablamos de un presidente que controlará la Secretaría del Consejo, la Comunicación y la auditoría interna, y de un consejero delegado que se ocupará de todo lo demás.

En resumen, y como diría el propio Herrhausen: dejadme al abogado, al periodista y las relaciones institucionales, antes focalizadas en el Gobierno y ahora más necesarias con los reguladores. Y lo de la auditoría se puede entender como ‘controller’ del nuevo banco.

“No ha sido un problema”, afirmó José Ignacio Goirigolzarri este viernes, durante un encuentro con analistas, y tras ser preguntado por el reparto de funciones. “Lo acordamos en un día”, aseguró. Se trata de que el presidente tenga las herramientas suficientes para ser el nexo de unión entre el Consejo de Administración y el equipo directivo. Por eso, según Goiri, es importante que tenga competencias ejecutivas aunque, como ha resaltado en varias ocasiones, el primer ejecutivo a todos los efectos será Gonzalo Gortázar.

Ahora bien, ¿quién ejecutará cada una de esas funciones, los equipos de Bankia o los de Caixabank?

En cualquier caso, el reparto ha causado sorpresa en el sector porque no se esperaba que el CEO de Caixabank fuera a tener tanto poder y vaya a ser realmente el primer ejecutivo de la nueva entidad.

Otra novedad importante: habrá una sede social en Valencia y dos sedes operativas, una en Madrid y otra en Barcelona. Y esto es bello e instructivo, porque el mayor banco de España tendrá dos sedes (Madrid y Barcelona) y estará presidido por un bilbaíno y dirigido por uno de Vitoria que, para más señas, es forofo del Real Madrid a pesar de estar rodeado de culés.

En cualquier caso, queda por saber qué equipos ejecutarán cada una de las funciones.

Más sobre gobernanza: el Frob (el Gobierno) estará representado en el Consejo de Administración por un consejero, aún por determinar. A Goiri le parece lógico (el Estado tendrá el 16,1% del capital), como también le pareció coherente, en su día, que el Estado renunciara al Consejo de Bankia a pesar de controlar el 61% de la entidad.