Un nuevo trágala para el vicepresidente económico aferrado al poder. Sebastián desearía ser ministro de Industria, pero el capitalismo español le detesta por su gestión de la OPA sobre Endesa. Sebastián no aceptaría ser secretario de Estado de Hacienda. Caldera no le perdonaría que le revelara por Sebastián. ZP podría ‘resucitar'  para su fiel colaborador el ministerio de Ciencia y Tecnología

Estaba en las quinielas, pero ahora suena con más fuerza. Miguel Sebastián se sacrificó por Zapatero yendo como candidato socialista a la alcaldía de Madrid. Ahora exige su recompensa. Son amigos y él quemó las naves del Servicio de Estudios del BBVA para apoyar la apuesta ZP por la que entonces nadie daba un duro.

Se fue a su cátedra de la Complutense, pero con una patita en la política. No sólo lee el periódico, sino que escribe semanalmente para desbaratar la oposición popular. Vamos, que sigue en campaña, que no se ha ido del todo y que espera que ahora llegue su oportunidad. Cree que se lo merece y Zapatero le buscará un hueco. Eso sí, Sebastián ya le ha dejado claro que no aceptará la Secretaría de Estado de Hacienda. Además del choque de trenes con Solbes, él aspira a una cartera ministerial.

Primer inconveniente: la oposición de Solbes. Mala suerte para don Pedro que ha sido desautorizado en más de una ocasión. Una más… Solbes ya ha renunciado a la política económica y les dice a los empresarios que sólo se pueden hacer "cositas". Una buena explicación de por qué los empresarios peregrinan a Moncloa en lugar de a Economía. Así que Solbes tragará. Como lo hizo con el cheque bebé, el plan buco-dental y la ‘paga' de los 400 euros, que este miércoles confirma que se aprobará en el primer consejo de ministros del nuevo Gobierno.

Además, en la primera rueda de prensa del reelegido Zapatero ya dejó claro que quien nombraba al Gobierno era él y que aunque el equipo de Solbes le merecía confianza, el gabinete Zapatero lo compondría él. Así que Solbes sí, pero Sebastián, también.

Salvado este escollo, busquemos un hueco para el ex director de la Oficina Económica de Moncloa. Trabajo es el segundo ministerio más importante, pero sustituir a Caldera es un feo de proporciones colosales. El leal Jesús montó en cólera en la noche del 14M de 2004 cuando se enteró que Zapatero no le nombraba vicepresidente. Así que retirarle la cartera sería demasiado, aunque no descartable.

Lo que de verdad le iría a Sebastián es el Ministerio de Industria, actualmente en ‘stand by' con ese lumbreras de nombre Joan Clos. El problema es que el empresariado español le tiene inquina a Sebastián. Recuerdan muy bien la errática gestión de la OPA de Endesa y le consideran, quizá injustamente, responsable de la misma. Incluso los grandes empresarios más afines al ‘zapaterismo', como Brufau o Alierta, también desconfían de él. En todo caso, si Sebastián fuera nombrado ministro de Industria, el ‘besamanos' está garantizado. Y puesto que la política de ZP parece ser poner el país en almoneda, le interesa un hombre de confianza en el Departamento más empresarial de todo el Gabinete.

La última posibilidad es que Zapatero resucitará el enterrado ministerio de Ciencia y Tecnología. De esta manera lanzaría un mensaje de modernidad y de preocupación por el I D y los avances tecnológicos. Y además le encajaría muy bien a Sebastián que siempre ha peleado por mejorar la productividad de la economía española. Un discurso que no se escuchaba desde el ‘desarrollismo' de los años 60. Así que con dicha cartera Sebastián sería feliz, cumpliría su sueño y podría salir a la calle presumiendo de haber mejorado el I D y la productividad.

Lo que parece seguro es que Sebastián no se enterrará en las aulas y que considera que ha llegado su momento. ¿Dónde? Está por ver. Pero ya empieza a acariciar su cartera: ‘Mi tesoro, mi tesoro'…