Primer consejo: fuera la corbata y tortilla de camarones en la playa
La idea ha partido, cómo no, de Miguel Barroso, director de la Casa América y que continúa siendo el asesor de imagen principal de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque ya no esté en Moncloa como secretario de Estado. Sólo que en Ferraz está cabreado porque es el partido el que paga la asesoría de imagen –de ello hablamos- contratada con la firma norteamericana Roger and Cowan, que se hiciera famosa trabajando para la Casa Blanca y el partido demócrata en tiempos de Bill Clinton. Dicen que hace maravillas, porque les aplica a los políticos el sistema de actores y cantantes, que siempre fue su especialidad (por ejemplo, trabajaron para introducir a Julio Iglesias en el mercado norteamericano).
El caso es que en Roger and Cowan le han pedido a ZP que se quite la corbata. Eso es fundamental. Dicen que el presidente del Gobierno español no provoca rechazo, como Aznar, el político más antipático del universo, pero inspira lejanía. No es casual que apareciera en México descendiendo por la escalerilla del avión con una camisa de manga corta ni que su mujer, Sonsoles, de deje ver con una bata playera con la que seguramente no actúa en el Coro, ni que la prensa española abra sus ediciones del miércoles 8 de agosto con un Zapatero comiendo tortilla de camarones en una playa de Huelva, rodeado del pueblo... justo cuando se acaba de comprar una casa en Almería –frente a la playa nudista para mostrar la cosa progresista- y un año después de que el patrimonio público se gastara medio millón de euros en acondicionar La Mareta (en Lanzarote). Aproximarse al pueblo, que le dicen, y sin corbata.
No olvidemos, dicen los expertos de Roger and Cowan, que la sonrisa de ZP funciona, pero es virtual, catódica, no real. Lo dicho, tortilla de camarones. Al líder no basta con verle, hay que tocarle y olerle (con perdón).
Usted habría cobrado menos por esa idea, lo sabemos, pero usted no es Roger and Cowan, y no ha trabajado para Bill Clinton, uno de los héroes de ZP.