El hombre que duerme a los mercados y que se duerme ante los mercados se durmió el miércoles en el Congreso de los Diputados, y el jueves lo arregló con su famosa declaración de que la crisis era muy buena para limpiar la economía. Algunos ministros claman contra Solbes.
Al final, la radiografía de la economía española resulta tan alarmante que, por vez primera, la disciplinada máquina socialista, donde el que se mueve no sale en la foto, ha comenzado a chirriar. En particular los ministros de Industria, Miguel Sebastián, y de Trabajo, Celestino Corbacho, representante del socialismo catalán en el Ejecutivo, se han rebelado contra el tancredismo de Solbes, empeñado en mirar hacia otro lado cuando arrecia la tormenta y España se convierte en el país más afectado por la crisis, en negar la crisis primero, y asegurar después que la solución estaba a la vuelta de la esquina, tan solo con cruzarse de brazos y esperar.
En pocos meses, España se ha colocado a la cabeza del paro en toda Europa y, en un mes tradicionalmente creador de puestos de trabajo, el número de afiliados a la Seguridad Social cayó la friolera de cerca de un cuarto de millón de cotizantes y el famoso superávit público ,orgullo de la primera legislatura zapatista, se ha diluido sin que se haya aumentado -todo lo contrario- la inversión pública.
El derrumbe del consumo ha sido tan fuerte que los ingresos por IVA se han estancado, los gastos de previsión por desempleo aumentado y ahora le toca el puesto a los ingresos por IRPF y al impuesto de sociedades, Por cierto, los importantísimos ingresos por impuestos especiales han caído más que ningún otro.
Los responsables de Trabajo, Celestino Corbacho, y de Industria, Miguel Sebastián, canalizan el descontento contra la inacción de Solbes, y presionan a ZP para que piense en una crisis de Gobierno. La crítica más dura es haber desperdiciado el superávit sin emplearlo en inversión. Ambos preferirían adoptar política más keynesianas.
Una crisis de Gobierno que vendría provocada por el fracaso de la política económica y por el desastre autonómico, con un José Montilla cada vez más montaraz, enfrentado con el socialismo tradicional, por ejemplo con Alfonso Guerra y, mucho menos conocido, enfrentado al influyente Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior.
Un detalle: el desprestigio del Tribunal Constitucional es tan grave como el del Consejo General del Poder Judicial. Ahora bien, recuerden que la famosa sentencia contra la consulta popular del lehendakari Ibarretxe pone difícil la aprobación del Estatut catalán. Por ejemplo, porque el TC afirma que los gobiernos regionales no pueden convocar elecciones y que las comunidades autónomas son "naciones". ¿Qué hará Montilla si el TC, por vergüenza torera, se ve obligado a recortar el Estatut? Con tal de mantenerse como presidente de la Generalitat, don José es capaz de romper el PSOE.
Otro desastre que agrava la crisis del Gobierno y la imagen del Ejecutivo Zapatero es el desprestigio internacional, que afecta a cuestiones económicas y de seguridad nacional. Con Zapatero, España se ha convertido en el hazmerreír del mundo. Los piratas somalíes vuelven a atacar a nuestros pesqueros por el precedente creado con el Playa de Baquio, donde el Gobierno español optó por pagar rescate, al contrario de lo que hizo Francia. Ahora, los piratas saben que secuestrar pesqueros españoles sale gratis y resulta lucrativo.
Y en Mauritania, a pesar del acuerdo firmado por los dos países, los militares golpistas han atrapado a otro pesquero español y todavía no sabemos ni de qué se les acusa.
Este gobierno es un desastre y comienza a dividirse. Por eso, ZP está pensando en hacer una crisis para afrontar la crisis y permanecer en Moncloa.
Por cierto, los que siguen siendo los mejores asesores de ZP, José Miguel Contreras (La Sexta) y Miguel Barroso (esposo de la ministra de Defensa, Carme Chacón) aconsejan esa crisis porque están convencidos de que el desprestigio creciente del Gobierno puede terminar con la carrera política de ZP.
