En los mítines políticos dominicales, también conocidos como homilías, los políticos se quitan la corbata (moda, asimismo, seguida por Lorenzo Milá, presentador televisivo del PSOE, que se ha quitado el apéndice para revolucionar la televisión en el mundo mundial) y aparecen con jersey de cuello alto, que pusiera de moda SAR Felipe de Borbón, tras su compromiso con doña Letizia Ortiz. Pero Zapatero es un hombre poco amante de las formas y mucho del mensaje.

 

Así, el pasado domingo 14, aprovechando el comienzo de la campaña por el "SÍ" a la Constitución Europea, Rodríguez Zapatero continuó con su particular campaña "Cómo hacer amigos en Washington". Zapatero sólo utilizó una idea: la de la comparación entre Europa y los Estados Unidos. Eso sí, sin citar ni una sola vez a Norteamérica, pero la inferencia fue clara para todos: "Europa representa paz, democracia y seguridad, dentro de un mundo azotado por la violencia y las guerras". La primera en la frente.

 

La segunda en la boca: "En Europa no existe la pena de muerte", no como en otros lares. La tercera en el pecho: "Europa no quiere ser una gran potencia, sino un gran modelo de convivencia para el mundo".

 

No es necesario, ni tan siquiera bueno, rendir pleitesía a los Estados Unidos, pero tampoco resulta muy conveniente el continuar pegando patadas en las espinillas.