Zapatero intenta promocionar las virtudes de España en la Cumbre, mientras el sistema financiero se tambalea y Sarkozy prepara la factura por la silla en Washington.

Sr. Director:

La Cumbre de Washington se ha cerrado con el compromiso de abordar una reforma del sistema financiero que descanse sobre los principios de una mayor transparencia y regulación, y que promueva una mayor integridad en el sistema.

Un compromiso, en forma de declaración conjunta, que si bien incorpora principios generales interesantes no podrá ser valorado con propiedad hasta que sepamos en qué se concretan, por ejemplo, las anunciadas medidas a escala nacional de medidas de estímulo fiscal para atajar la recesión y poner en marcha mecanismos de supervisión que controlen a los principales bancos del mundo.

Parece que en el texto se ha colado también alguna amenaza preocupante como el poder intervencionista que se otorga a los estados.

A parte de eso quiero hacer una consideración sobre la irrelevante presencia española, pues merecería pasarse página si no fuera porque aún desconocemos el precio que pagaremos por habernos colado de rondón en la Cumbre y porque el PSOE se empeña en prolongar el esperpento, intentando vender la propaganda de que Zapatero ha logrado que la voz de España haya sido escuchada y valorada en el tablero mundial.

Tanta ha sido la presión mediática que se ha retardado la detención del etarra más peligroso para no interrumpirla, según han afirmado algunos medios.

¿Va a aplicar alguna de las medidas que ha ido a proponer? Si así fuera, además de ser más eficaz seguro que resultaría más creíble, de lo contrario queda en puro marketing.

José Morales Martín

jomomartin@gmail.com