Al diario El País ha dejado de preocuparle la derecha, quizás porque para derechas, ellos mismos. Es más, el adjetivo ultraderechista ya no lo dedica nadie. Ahora, los chicos de Polanco y Janli Cebrián, siempre en vanguardia, han decidido que el enemigo ya no son la derechona rica sino los curas, independientemente de su nivel de vida, nada envidiable.

Es posible que el cambio se haya debido al hecho de que no está bien arremeter contra el club de ricos del que uno forma parte por derecho propio, que es lo que les ocurre a don Jesús y don Janli. Así que ya no hay ultraderechistas, sino ultracatólicos. ¿Qué era una ultraderechista? ¿El afiliado a la derecha? ¿Qué es un ultracatólico? El católico. El prefijo "ultra" no es más que la parte injuriosa. Pero toda batalla necesita un enemigo. Para El País, el enemigo es ahora doble, no porque Janli practique el levantamiento de vidrio, sino porque son gemelos: el presidente y el primer ministro de a República de Polonia, Lech y Jarosláw Kaczynski, así que titula: "Los Kaczynski expulsan a un socio de coalición del Gobierno polaco". Así, "los" Kaczynski, que suena a "los Dalton".

Cuando uno lee la letra pequeña –lo que suele hacer el 5% de los lectores- se percata de un par de detalles más: el primero que el expulsado del Gobierno es el ministro de Agricultura por aceptar sobornos, que es lo que, por ejemplo, no hace prácticamente ningún Gobierno occidental, incluido el español. Obsérvese que a los Kaczynski no les puede hacer maldita la gracia el romper una coalición de Gobierno delicadamente configurada y siempre inestable, lo que sin duda les arrastra a unas nuevas e inciertas elecciones. Simplemente, han aplicado el principio de que lo primero es la honradez política, y luego la conveniencia política.

No sólo eso, ¿a quién ha expulsado Jarosláw Kaczynski, de Kaczynski y Cía? Pues nada menos que al representante de Autodefensa, de contenidos agrario-populistas. En otras palabras, lo más parecido a la ultraderecha polaca o si lo prefieren a un nacionalismo polaco ligeramente ultra.

Sin embargo, como ha sido perjudicado por el pérfido clan de los gemelos, resulta que El País –al igual que las agencias internacionales controladas por la progresía, sea progresía de derechas o de izquierdas –radical o moderada, como acertadamente matiza un lector de Hispanidad- se cuidan mucho de exhibir el temido prefijo ultra. Temido prefijo, miren por dónde, que no dudan en atribuir a otro de los partidos que gobiernan en Polonia junto a los Kaczynski: la Liga de las Familias Polacas. O tiene nada que ver con el soborno, han sido socios leales y nada tienen de ultra-derechistas no de ultra-izquierdistas, simplemente defienden valores como la vida, la familia y la libertad religiosa. Pues bien, a estos sí dedica El País, y de forma reiterada, el adjetivo "ultracatólicos".

Y si no fuera por la necesaria estabilidad económica –necesaria para que don Jesús y don Janli puedan mantener a salvo sus fortunas- El País llamaría a la quema de templos y enviaría a los curas a las checas y a los católicos a la cárcel. Pero los tiempos han cambiados: ahora se conforman con aplicarles el sambenito de ultras.

Recuerden: los ultraderechistas han pasado ala historia. Los ultra izquierdistas nunca existieron. Ahora, lo que existen son ultracatólicos. Y son muy peligrosos. Como los Kaczynski.

Eulogio López