Es lo bueno que tienen las crisis: aclaran las ideas. Es lo malo que tienen las crisis: favorecen la cobardía.

Ángela Merkel, a quien aplaudían días atrás, se ha acobardado. Un día después de asegurar, vehemente, que no apoyaría a los bancos, ya estaba prometiendo subvenciones a un pool de bancos alemanes para que comprar el Hypo, lo mismito que perpetran los gobiernos del antiguo Benelux con el Fortis que quieren colocar al BNP... con las correspondientes ayudas públicas, naturalmente.

Más incongruencias alemanas: primero critican (como nuestro Solbes, por cierto) a los irlandeses por asegurar los depósitos de los ahorradores y luego los asegura todos, el 100 por 100. Y es que no hay que perder ni un voto y, además, los gobernantes siempre pagan con el dinero de los contribuyentes.

Pues bien, habrá que empezar a distinguir entre ahorrador e inversor. Por ejemplo, es discutible si el titular de una IPF es un inversor, más bien parece ahorrador, pero está claro que el partícipe de un fondo de inversión o de pensiones, como su mismo nombre indica, un inversor, que no merece otra ayuda de los demás que la exigencia de transparencia al intermediario. Con el dinero de los fondos de inversión y de pensiones se ha hinchado la burbuja especulativa.

Y a todo esto, mientras Estado Unidos y Europa se arruinan para asegurar los ahorros, ni USA, ni Alemania, Ni Francia, Ni Reino Unido, ni...  han operado medida alguna contra los especuladores. Es decir, que la crisis no durará más o menos: durará eternamente, porque no estamos atajando las causas sino las consecuencias

Eso sí, hemos conseguido, un año después de que estallara la burbuja, que todo el mundo hable de los especuladores -tiburones especuladores de Wall Street-, clamaba Radio Nacional De España (la de ZP). Bueno, más vale tarde que nunca.

Eulogio López

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