El rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Berzosa (no hacer rimas fáciles con su apellido), ya se postuló como todo un progresista al cesar a todos los cargos de confianza que no eran de izquierdas. Ahora, y según informa el diario La Razón, se plantea cerrar todas las capillas universitarias existentes en la universidad pública más poblada de toda Europa. En un "chat" internetero con universitarios, según cuenta el suplemento Fe y Razón, Berzosa apuntó un argumento que nunca antes había escuchado: "Considero que la Universidad es una institución laica y que, por tanto, no debe dar cabida a ninguna religión, si bien, por el pasado, la UCM tiene capillas católicas, pero eso creo que no es deseable. Respetando a todos, creo que la religión debe de profesarse en las respectivas capillas o iglesias, fuera de su ámbito". 

 

Ante tan novedosa y formidable argumentación poco hay que decir. Sólo unas cuantas preguntas. Recuerden que estamos hablando de una universidad pública. Por lo tanto, si yo pago con mis impuestos esa universidad, incluido el sueldo del señor rector, y yo soy católico: ¿Por qué no voy a tener derecho a que parte de mis impuestos se empleen en mantener una capilla donde yo puede dirigirme a mi Dios? ¿Acaso no pago con esos mismos impuestos, y en hospitales públicos, realidades tan aberrantes como el aborto? ¿Por qué sí se puede abortar con fondos públicos y no rezar? O más sencillo, ¿por qué tengo derecho a solicitar que el autobús que me lleva al trabajo pare cerca de mi casa, y no tengo derecho a que mi universidad tenga una capilla, siendo, como soy, además, religión mayoritaria?

 

¿Y por qué tengo que "profesar" mi religión en iglesias no universitarias? ¿Por qué no puedo hacerlo en la calle? Todos los días contemplo en la calle actitudes indecorosas, insolidarias, pero sería un atentado contra el laicismo que me santiguara por la calle o que un cura anduviese con sotana (muchos correligionarios de Berzosa lo consideran una provocación).

 

Que no, señor Berzosa. Usted no respeta a todos. Usted respeta a todos, salvo que sean cristianos. Porque usted no odia a la derecha, ni a los ricos, ni a los terroristas: usted a quien odia es a Cristo. Que es mucho más simple. La batalla cultural está ahí, y espero que no degenere en batalla social o militar. Con actitudes tan respetuosas como la suya, vamos camino de ello. Porque algunos cristianos hemos decidido no volver a las catacumbas. Simplemente, no lo consideramos elegante.   

 

Eulogio López