Como la crisis económica dure mucho tiempo, Rodríguez Zapatero, o Baltasar Garzón, que viene a ser lo mismo, ordenarán la quema de conventos y la expropiación de templos. Eso sí, a favor del pueblo, claro está.

Nadie como Felipe González comprendió al juez Garzón una vedette que, si no fuera por miedo, sería la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro.

Exactamente, ¿qué es lo que pretende el juez? Si quiere información sobre represaliados por la Guerra Civil no tiene más que acudir a los archivos. Si quiere información sobre los enterrados en el Valle de los Caídos que se los pida a los monjes benedictinos que lo custodian.

Pero hay algo más importante que late al fondo: las dos españas no terminarán hasta que los republicanos, ancestros del PSOE actual, así como del PCE, no reconozcan que su odio a la Iglesia les llevó a asesinar a católicos por el mero hecho de serlo. No fueron unos incontrolados los que masacraron de curas, monjes y seglares y profanaron sagrarios e incendiarion monasterios. Fue un Régimen, una serie de Gobiernos, que lo alentó y permitió.

La Transición no terminará hasta que se produzca ese reconocimiento. Sencillamente, porque es la verdad.

Lo de ZP y Garzón no es un alto en el camino hacia la reconciliación nacional, es una vuelva atrás. Eso sí, don Baltasar volverá a salir en la tele... que era de lo que se trataba.

Eulogio López

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