Como indican numerosos estudios científicos, este compuesto constituye toda una «bomba hormonal», en palabras del profesor de Farmacia D. José López Guzmán, que hace años ya alertó de sus peligrosos efectos secundarios: «Puede provocar insuficiencia hepática, aumentar el riesgo de cáncer de hígado y páncreas, producir náuseas (42%) y vómitos (16%), sangrado vaginal (31%), vértigos o mareos (20%), dolor abdominal (15%), fatiga (13%), dolor de cabeza (10%), sensibilidad mamaria (8%), retraso de la menstruación (5%) y diarreas (3%)».
Además de estos efectos secundarios, se han observado también consecuencias como el embarazo ectópico y la formación de coágulos sanguíneos, debido a las dosis hormonales tan elevadas suministradas a las mujeres. De hecho ya se están dando casos de fallecimientos de adolescentes por derrame cerebral en las urgencias de los hospitales.
Por otra parte, al contrario de lo que repiten mecánicamente l@s pro-abortistas, la píldora PDD actúa por un mecanismo antiimplantatorio cuando se hubiera producido ya la fecundación, siendo por tanto abortiva.
Por todo ello denunciamos la grave irresponsabilidad de las ministras Jiménez y Aído al imponer el suministro de una sustancia tóxica bajo la apariencia de un fármaco, y obligando a los farmacéuticos a su dispensación. La sociedad entera pagaremos muy caro su abuso de poder.
Unidos por la Vida
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