Sr. Director:
Numerosas reacciones y adjetivos desfavorables han acompañado, antes y después de su aprobación en el Congreso español de los Diputados el proyecto de Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida (LTRHA) impulsado por el actual Gobierno socialista.
El Foro Español de la Familia (FEF), que representa a 4 millones de familias del país ya había denunciado en nota de prensa que la ley subordina el derecho a la vida ante la experimentación y el abuso tecnológico, pues desprotege la vida humana en su fase embrionaria. Mostraba su rechazo por la legalización del llamado bebé medicamento, la clonación y la utilización indiscriminada de embriones para la experimentación, la fecundación post mortem y la eliminación de todo límite al número de embriones que se pueden fabricar in vitro, por resaltar sólo las novedades más graves de esta ley.
Y es que las células madre que proceden de embriones humanos no pueden curar hoy día ninguna enfermedad, mientras que con células madre procedentes de tejido adulto -que no tienen ninguna contraindicación ética- ya existen aplicaciones terapéuticas eficaces y se están realizando en nuestros hospitales con toda normalidad.
Entre las trampas de la LTRHA es que se ha trasladado a la opinión pública la idea de que beneficiará a la gran mayoría de la sociedad, pero, en realidad, sus supuestos beneficios utilitarios llegarán a contadísimos grupos de personas, mientras que el daño que se hará con el desperdicio de incontables embriones es absolutamente mayor.
Además la reproducción asistida ya estaba autorizada en España y no era necesario ampliarla, porque la producción artificial de seres humanos la realizan numerosas clínicas privadas y públicas. Por ello grupos de científicos opinan que El único objetivo de esta nueva ley es enriquecer a los centros que almacenan cientos de miles de embriones congelados con los que a partir de ahora se podrá experimentar y comercializar sin límite. Da miedo pensar el dinero que hay detrás de una ley así en las industrias que se beneficiarían de su desarrollo, y da miedo pensar que sería un guiño más a una progresía (paradójicamente tan involucionista) para recabar a costa de la vida una ulterior rentabilidad electoral.
Parece acertada la definición dada por el obispo de Huesca a la LTRHA: OPA hostil (Oferta Pública de Adquisición, en términos mercantiles) contra el hombre.
Jesús Domingo Martínez
jesus.domingo@bell-lloc.org