Sr. Director:

La  influencia de la corriente de New Age, se extiende por América y Europa.  Constituye el mayor enemigo del Cristianismo desde que apareciera en 1719, aunque no con este nombre. El Papado salió al paso, en defensa de las "ovejas" que Dios le había confiado. Primero fue Clemente XII, en 1738, casi al principio de su aparición. Después, Benedicto XIV, Pío VII… y, sobre todo, León XIII con su encíclica Humanus Genus.

Más próximo a nosotros, Juan Pablo II con su encíclica "El Esplendor de la verdad". Con apariencias de bien, con capa de espiritualidad y con un lenguaje que recuerda en ocasiones el del Evangelio, se insinúa incluso entre católicos.

En la línea de La New Age hay diversos grupos con distintos nombres (Espiritismo, Meditación Trascendental, Control Mental Silva, Sofrología, Rosacruces, Astrología, Yoga, etc.). Se trata de una corriente ocultista y masónica, esotérica, muy hábil para penetrar incluso en cualquier ambiente. Por desgracia, muchos clérigos y laicos comprometidos no leen los documentos de los Papas y su formación es insuficiente para orientarnos.

¿De dónde parten esas doctrinas que entroncan con el paganismo y los gnósticos? Del mismo diablo, quien las dictó mediante escritura automática a mujer masona. La New Age está conectada a la masonería. Es la Teosofía o Naturalismo (el Naturalismo fue condenado por la Iglesia). No creen en la Revelación de Dios, en la Biblia; para ellos, sólo existe como medio de conocimiento, la razón (ya sabemos los monstruos que construye la razón que se aparta de Dios).  Su meta principal es la destrucción de las religiones, especialmente la católica, y formar un solo Gobierno mundial, una sola cultura y el control de la natalidad de los pobres sin reparar en medios y usando eufemismos para que parezca bien lo que está  mal (esterilizaciones masivas, abortos, ataques al matrimonio y a la familia, homosexualismo..., distribución de píldoras anticonceptivas incluso sin suficiente estudio de sus efectos secundarios).

Se han metido en todas partes: en gobiernos, en poderosos grupos económicos, en medios de comunicación… Como dice un filósofo, "en Occidente existen actualmente movimientos espirituales que en algunos casos recuperan elementos de tradiciones precristianas y culturas indígenas, mezclando la filosofía occidental con la oriental", por lo que "se habla de una nueva espiritualidad o espiritualidad alternativa. En la New Age se habla de "energía cósmica" y hasta llegan a creer que Dios es esa energía y que nos fundimos con ella como un todo. Es, pues, panteísmo, incompatible con el Cristianismo.

Esa "nueva espiritualidad o "espiritualidad alternativa"   -si así pudiera llamarse- es una espiritualidad sin Dios, o, al menos en algunos casos, sin un Dios personal. Son diversos los nombres de las sociedades que participan de la corriente New Age o Era de Acaurio.  Creen en  un panteísmo que conduce al hombre a la misma tentación que puso la Serpiente en el Paraíso: "seréis como dioses". Sí, es la soberbia de quien cree poder prescindir de Dios porque les hacen creer que en el hombre existe un "poder mental" natural extraordinario (lo que sí tenemos es el poder de la voluntad libre que Dios nos ha regalado).

Algunos llegan a creer  que son otros dioses, omnipotentes o casi, y aspiran al dominio de los demás. La verdad: no somos dioses, sino hijos de Dios por adopción, gracias a la Redención de Cristo, el Hijo de Dios, el verdadero y único Salvador. Dios es un ser personal distinto a nosotros, nuestro Padre y Creador; somos criaturas, semejantes a Él en cuanto nos ha dotado de inteligencia y de voluntad, de capacidad de amar; pero no tenemos poderes superiores. No existe esa "energía cósmica" con la que podamos fundirnos en un todo: es un engaño.

De buena fe, yo acudí a uno de esos Cursos, e incluso recibí un título a pesar de que no me dejaron asistir a una de las sesiones (quizá porque hacía muchas preguntas y en alguna ocasión dejaba en evidencia al Director o "Maestro": la experiencia no se correspondía en todo con la teoría). Sí, las cosas no son como nos decían en el silencio de la sala seguido de largas meditaciones en penumbra. Después de un tiempo, me di cuenta y pedí al Señor que me librara de la influencia masónica esotérica a la que estuve expuesta. Como quien no quiere la cosa, van socavando la fe cristiana.

María Victoria Camino

caminmor@gmail.com