Ya saben lo que ocurre con las excusas no solicitadas, prueba inequívoca de dolo.
Y es que el enemigo público número 1 de la empresa española, la preciada comisaria Kroes, castigó a Telefónica con una multa a instancias de Orange -es decir, France Telecom- con 152 millones de euros… que el Gobierno Zapatero, siempre al quite en la defensa de la multinacionales españolas, todavía no ha recurrido ante los Tribunales Comunitarios (aunque creemos que está en ello).
No deja de ser la misma Neelie que antes de incorporarse a la Comisión era consejera de O2, en representación de sus compatriotas holandeses de KPN, y bien que luchó que fuera KPN, y no Telefónica, quien comprara la operadora británica. Ni tan siquiera tuvo necesidad César Alierta de echarla, dado que se marchó a Bruselas. Pero a la muchacha le quedó la espinita y, desde entonces, se dedica al noble deplore de fastidiar a la empresa española.
Porque claro, resulta muy curiosa la ardorosa defensa que Kroes realizó en la OPA de E.ON sobre Endesa, al tiempo que puso todas las pegas y alguna más a la española Gas Natural y Acciona. Y también resulta curioso que mientras admitía una vergonzosa fusión defensiva de la semipública francesa Suez con la totalmente pública francesa Gaz de France se ensañara con cualquier solución en Endesa. Y mientras cerraba el pico cuando el nacionalismo italiano prohibía a Abertis hacerse con Autostrade, hoy Atlantia, y a BBVA con BNL, ponga a prueba ahora una norma que perjudica a Telefónica, al Santander y a Iberdrola.
Y lo peor: Neelie ha mantenido la boca cerrada cuando los franceses de Eiffage, así como el propio Legislativo francés se ha dedicado a taponar la posible adquisición de Eiffage por la española Sacyr.
Por cierto, se da la inconmensurable coña de que Kroes ha utilizado denuncias de Deustche Telekom y France Telecom, dos empresa públicas -más FT que DT- continuamente subvencionado por Berlín y París -especialmente FT-, para castigar a España. Kroes no sólo tiene obsesión anti española, sino que, además, es débil con los fuertes y fuerte con los débiles: a Reino Unido, Alemania y Francia, ni tocarlos.
Son argumentos más que suficientes para que el Gobierno español solicitara. A través del Europarlamento, la recusación de la comisaria de la Competencia, por injusta, parcial y desvergonzada. Si la recusación no resultara, al menos se le daría un toque de atención y comenzaría a desarrollarse en Estrasburgo un recurso democrático interesante.
Lo malo es que tenemos una Bruselas anti española y un Gobierno. El de Zapatero, al que no le importa la empresa española, sino los empresarios afines. Otrosí, sea dicho en honor de la verdad, hay que reconocer que, aunque quisiera, el prestigio de ZP en el mundo está a la altura del betún, y manda menos en Bruselas que un gitano en un juzgado.
Mención aparte merece el lobby periodístico español en Bruselas. Síndrome de Estocolmo le llaman a la figura de la tropa periodística en la capital comunitaria, siempre pendiente de los dircom de turno. En Bruselas, los portavoces imperan a sus anchas con los representantes de países medios, a los que van filtrando noticias… si son buenos. Sólo hace falta leerse la prensa del jueves 11 de octubre para comprobar que la vergonzosa Neelie casi se ha convertido en la heroína del día.
Así nos luce el pelo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com